19 de mayo de 2007

Artículo de opinión de Lucas Haurie

Veintitantos tipos que sostienen hoy la
bandera del Ciencias Club de Rugby

Cuentan los jugadores que ganaron en Hernani hace una semana que vivieron una experiencia bastante desagradable de la que, por los pelos (y por otros atributos corporales que me voy a abstener de mencionar), salieron airosos. Pírrica y dramáticamente airosos, con esos dos puntos que las extrañas conexiones mentales del deportista convierten en dos docenas porque el puñetazo encima de la mesa, con ese fantástico 0-20 en la segunda mitad, es de los que dejan a la parte contratante de la segunda parte sin respuesta posible.

Pero no voy a darles la barrila con la previa del partido, que eso ya lo hace gente más competente. Mi único propósito es plantearle una pregunta a quienes tengan la amabilidad de posar su mirada sobre estas líneas y, además, hayan tenido alguna vez relación con el Ciencias Club de Rugby, que despide esta primavera su tradicional denominación de El Monte. ¿Por qué demonios creen que veintitantos tipos, gratis et amore, cruzan España y viven -el entrecomillado es mío- “una experiencia bastante desagradable” en un campo que se llama Landare Toki, sito en uno de los rincones más inhóspitos de la deep Guipuzkoa? A mí sólo se me ocurre una respuesta: porque son ellos, esos veintitantos tipos, quienes sostienen hoy la bandera que todos cuantos hemos tenido alguna vez relación con el Ciencias Club de Rugby hemos portado a lo largo de tres décadas largas.

Con más o menos continuidad, con más o menos acierto, con más o menos fortuna, ganando ligas, perdiendo con el equipo C en un campo de tierra, llenándole la garrafa de agua a unos alevines o negociando un presupuesto con una pléyade de ejecutivos bancarios, a todos nos une un gran orgullo y un reconfortante sentido de la pertenencia cuando cualquiera, en Sevilla, pronuncia las palabras “Ciencias” y “rugby”. Firmes, un respeto. Y es un buen día para decirle a esos veintitantos tipos que la semana pasada se cruzaron España que les agradecemos que, hoy, sean ellos quienes llevan esa bandera. Nuestra bandera.

Lucas Haurie

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