18 de abril de 2006

Expedición Andalucía Everest 2006

Instalado el campamento base a 5.150 metros de altitud

Una fuerte nevada complica la llegada hasta un asentamiento ocupado por cientos de tiendas



La Expedición Andalucía Everest ha comprobado el porqué del aura y el anillo que ayer observaban alrededor del sol: había cristales de hielo en la atmósfera. Los andaluces se han levantado a las siete de la mañana con la ciudad de Tingri completamente nevada. Las montañas de alrededor han cobrado un bonito color tostado, pero la nieve desde el inicio complica el desplazamiento de los vehículos por las pistas ocultas por el manto blanco, sobre todo para el camión que ha experimentado situaciones complicadas, hasta el punto de que la expedición ha temido ver su cargamento desparramado en el fondo de un barranco.

A pocos kilómetros de la salida de Tingri la caravana ha pasado una especie de fielato o control militar antes de adentrarse en la ruta y perder la senda durante algunos minutos. En el camino han podido ver un par de rapaces posadas en el suelo y saltar una liebre. También abundan en el itinerario varias clases de pájaros y unos pequeños roedores que corren por la nieve hacia las entradas de sus madrigueras al paso de los vehículos. Además en la ruta han visto algunos rebaños de cabras y ovejas y, por supuesto, de yaks. A mitad de camino el grupo andaluz y sus sherpas se han detenido con un grupo de pastores nómadas que han ofrecido té salado a los expedicionarios.

Los andaluces han continuado la ruta por complicadas rodadas entre la nieve y las piedras de muchas tonalidades hasta alcanzar la población donde se encuentra el monasterio de Rongbuk. Se han molestado con el conductor porque no ha querido detenerse. Algunos kilómetros más adelante y después de más de seis horas de viaje han llegado a un primer grupo de grandes tiendas ocupadas por tibetanos que venden de todo –café, refrescos, cerveza y comida- y una edificación donde residen los oficiales de enlace. Sin embargo, han seguido un par de kilómetros más adelante.

Por el C.B. se diseminan muchos grupos de tiendas y da la impresión de que hay cientos de ellas rojas, naranjas, azules, verdes y amarillas, agrupadas en torno a banderas de oración en un primer vistazo. Todo el Campamento Base está muy nevado y hay una molesta ventisca que entorpece la instalación de tiendas e impide la visión del Everest, cuyo campo base avanzado se encuentra todavía a 38 kilómetros, que hay que hacer caminando en dos jornadas.

La Expedición Andalucía Everest comparte el cocinero y la tienda comedor con el grupo del vitoriano Josu Feijoo y el madrileño Javier Martín Sanz, que aguardan la llegada de su compañero vasco Willy Bañales, que está haciendo el Shisha Pagma como aclimatación para intentar el Everest sin oxígeno. Por gentileza de Josu Feijoo los andaluces han almorzado garbanzos, que ha sabido a gloria después de cuatro días de monótona comida china.

SUPERPOBLADO CAMPAMENTO BASE

Josu Feijoo -con quien coincidieron Huisa y López recientemente en el McKinley en Alaska- es un experimentado montañero que intenta el Everest por sexta vez. Nos comenta que a las cinco de la mañana ha comenzado a nevar en el Campamento Base y el tiempo ha empeorado, que hasta ayer era magnífico. El clima ha estropeado un poco la primera vista de este lugar al que tantas ganas tenían de llegar todos los expedicionarios andaluces. La Expedición ya está en el inicio de su gran aventura y sin vuelta atrás. La parte mediática del grupo, menos acostumbrada a la situación, ha tenido una sensación de haberse metido en camisa de once varas, pero afronta la situación con optimismo. En suma que aquí puede haber unos 250 alpinistas y otros tantos serpas dispuestos a subir al Everest, además de otros muchos no alpinistas entre los que no hay lugar para los cobardes.

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