24 de febrero de 2006

Libro '75 Años de Historia de Baloncesto Andaluz

Fascículo 1
El libro “75 años de Historia del Baloncesto Andaluz”, elaborado por el Seminario de Investigación del IAD, se presentó en la mañana del miércoles 22 de Febrero en Sevilla. El grupo de redactores del texto encabezados por sus coordinadores, Sres. Ricardo Bandrés, Antonio Raya y Miguel A. Tirado, nos proporcionan el contenido del libro a través de varios fascículos. En el primero, muestran la estructura y contenidos generales del mismo, así como el consejo de redacción.

La obra está estructurada en 7 capítulos. A lo largo de los 6 primeros se hace un recorrido por la historia del baloncesto en Andalucía a través de sus principales hitos y logros, como la creación de clubes, su ascenso a las distintas categorías, la celebración en Andalucía de eventos importantes relacionados con este deporte y la consolidación de la selección andaluza. El texto se ha desarrollado a través del Seminario de Investigación del Instituto Andaluz del Deporte sobre la Historia del Baloncesto en Andalucía, formado por: Miguel Ángel Tirado, Antonio Raya, José Antonio Ruiz, Ángel Álvarez, Francisco Urrutia, Juan Esteban, Cinta Pérez, Miguel Ángel Vaca, Fernando Arévalo, Cristina Briales, Yure Armengol. Todos ellos bajo la coordinación en un primer momento de Ángel Álvarez y después por Ricardo Bandrés, director deportivo de la Delegación de Málaga de la FAB. La recopilación final del mismo fue a cargo de Antonio Raya y Miguel Angel Tirado. Los preparativos de publicación corrieron a cargo de Miguel Gallardo.
La publicación recoge los inicios del baloncesto allá por el año 1891. El canadiense James Naismith quería inventar un deporte de sala que sustituyera al rugby y al fútbol en los días de lluvia. Según las investigaciones realizadas por los componentes del Seminario, este deporte llegó a Andalucía en los primeros años de la década de 1930 en las provincias de Sevilla, Granada y Córdoba.
Las reglas de juego eran muy simples y escuetas: prohibido dar tres pasos con el balón y tocar a los rivales, y el que metía más canastas ganaba. El primer partido organizado en Andalucía del que se tiene constancia tuvo lugar en el mes de mayo de 1934 en Granada, coincidiendo con las fiestas del Corpus. El Presidente de la República donó el trofeo en este primer partido, que quedó 1 a 0. Sólo hubo una canasta, y al no conocerse todavía la normativa, la contabilizaron como un punto en vez de dos.
Las canastas se colocaban encima del larguero de las porterías de fútbol, lo que hacía que se movieran en exceso y que no se pudiera encestar fácilmente. Además, para recordar las reglas de juego, los colegiados realizaban continuas paradas durante el partido. Los datos más remotos con respecto al baloncesto femenino datan del mes de noviembre de 1939, en Córdoba. El equipo formó parte de la llamada Sección Femenina y participó en el I Campeonato de España de esta entidad, que tuvo lugar en Barcelona.
En Andalucía, tras la Guerra Civil, la actividad deportiva se vio muy mermada, y si nuestra Comunidad estaba muy retrasada respecto a otras regiones españolas antes del 36, la guerra prácticamente anuló el panorama deportivo. Con el nuevo régimen el deporte estaba adscrito a tres organismos: el Frente de Juventudes para los más jóvenes; los Juegos Universitarios para los estudiantes; Educación y Descanso para los mayores.
La técnica de los primeros años era muy rudimentaria. Las denominaciones se basaban en puestos de fútbol aplicados al baloncesto. Existían dos defensas y tres delanteros. Los defensas apenas si cruzaban la mitad del campo, siendo los delanteros los encargados siempre de lanzar a canasta. En los tiros libres, como en el fútbol, existía el especialista que los realizaba siempre.
La técnica era muy rudimentaria. Los jugadores lanzaban a canasta con las dos manos, bien a cuchara o sacando el balón de detrás de la cabeza. Las equipaciones eran las típicas camisetas de verano. Los equipos se denominaban por colores, para posteriormente llamarse con el nombre de las centurias donde estaban ubicados.
Tras la Guerra Civil, el Frente de Juventudes empezó sus actividades deportivas de carácter nacional con concentraciones de selecciones provinciales en una sede determinada con objeto de disputar los Juegos de Juventudes, pero sin sistema determinado de clasificación y competición. Para participar en ellos los jugadores tenían que disponer del carné de Juventudes.
La expansión del baloncesto femenino fue costosa, y en muchas ocasiones topaba con las rígidas leyes morales de la sociedad española de la posguerra. Así, cuando un equipo de la Sección Femenina fue a disputar un encuentro a un pueblo granadino, durante la misa, el párroco llamó a los fieles desde el púlpito a boicotear el espectáculo deportivo, prohibiéndose asistir al partido porque iba contra la moral y las buenas costumbres. El partido, pese a todo, se jugó. La equipación de los equipos femeninos consistía en una falda por las rodillas y una camiseta polo de manga corta.
La primera liga interprovincial que contó con la participación de equipos andaluces y considerada válida por la Federación Andaluza fue la Segunda Nacional de la temporada 59/60. Por aquella época, en la División de Honor de la canasta española, sólo tenían cabida los representantes de Madrid, Cataluña y Zaragoza

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